Me retiro de la batalla
Recuerdo la voz del rey decir: "un verdadero monarca no tiene ambición, es feliz con un solo reino".
Oxidada está mi espada, escudo y armadura de luchar infinitas batallas contra otros caballeros, inmensos dragones y la desesperación de la naturaleza.
Dejé que galopara solo mi caballo...para no volver a ver la entrada de tu castillo cerrada.
En el pueblo comentan de mi...del rey que se transformó en guerrero y luchó por no ser olvidado...que estuvo segundos, minutos, horas, días, meses y años entregando todo su sudor por volver a ver lo que era su palacio. El valiente que no esconde sus ojos llenos de arrepentimiento en una careta.
Del poblado desapareció y un mito del guerrero surgió...todas las noches en el bosque se escucha el eco del llanto que refresca la grama, las flores y los árboles. En algún momento vendrá el desierto de sus pupilas y a paso de tortuga ira construyendo una nueva espada de un solo corte que destruya las rocas. Un inmenso escudo para cubrirse del fuego de los dragones y de los ataques de la madre tierra. Y una poderosa armadura que flechas y hojas cortantes no traspasen...para en el final de una casi eterna construcción...volver a conquistarte.
Escrito por Emil Soler Felicié.